El 61% de los jóvenes costarricenses no accede a la universidad: ¿Qué está frenando la educación superior?
Sherlyn Bustamante Benavides, una joven de 21 años con el sueño de convertirse en odontóloga, ve su meta académica en espera. Tras no conseguir un cupo en una universidad estatal, Sherlyn intentó acceder a una universidad privada, pero el alto costo de la matrícula le impidió hacerlo. Actualmente, trabaja en ventas telefónicas con un salario variable, dependiendo de comisiones, y está alejada de las aulas. Ella es parte de un grupo creciente de jóvenes costarricenses que, al terminar la secundaria, no continúan su educación superior.
Según un estudio realizado por Consejeros Económicos y Financieros S. A. (Cefsa) y la Unidad de Rectores de las Universidades Privadas (Unire), un 61% de los jóvenes entre 18 y 24 años no asiste a la universidad en Costa Rica. Este estudio, que abarca los años 2018 a 2023, revela que en 2022 solo un 39% de los jóvenes de esta franja de edad accedieron a la educación superior, ya sea pública o privada.
El IX Informe del Estado de la Educación también destaca que, de los más de 1,2 millones de personas entre 18 y 34 años, el 65,8% completó la secundaria. Sin embargo, en 2023, solo 259.000 jóvenes estaban matriculados en alguna universidad, una cifra que resalta la falta de acceso a educación terciaria en el país.
Este panorama representa un reto tanto para los jóvenes que ven limitadas sus oportunidades laborales, como para el país, que pierde competitividad al no contar con una mano de obra altamente calificada. Marcela Román Forastelli, investigadora del Programa Estado de la Nación, señaló que el acceso y la graduación de jóvenes en universidades no son suficientes para garantizar un futuro próspero. “Una economía no progresa sin una fuerza laboral bien formada”, enfatizó.
Rosa Monge Monge, presidenta de Unire, subrayó la urgencia de colaboración entre el sector educativo privado y el Estado para garantizar un acceso equitativo y de calidad a la educación superior. “No podemos depender exclusivamente de las universidades estatales para atender la creciente demanda de educación superior”, expresó.
Además de la expansión de la educación superior privada, los expertos apuntan a factores estructurales que dificultan el acceso de los jóvenes a la universidad. Andrés Fernández, investigador del Consejo de Promoción de la Competitividad, destacó que uno de los principales obstáculos es la alta tasa de deserción escolar antes de la secundaria. De aquellos que terminan la secundaria, solo una tercera parte accede a la universidad, enfrentando barreras financieras, dificultades con los exámenes de admisión y la necesidad de trabajar para apoyar a sus familias.
Sherlyn, por ejemplo, contempla la posibilidad de solicitar un préstamo para cubrir los costos de la universidad, pero el miedo a no conseguir un empleo tras graduarse la frena. “Es muy caro, y me preocupa no poder pagar el préstamo si no consigo trabajo”, compartió.
Para Pablo Chaverri, investigador de la Universidad Nacional (UNA), la falta de acceso a la universidad priva a los jóvenes de herramientas cognitivas y académicas necesarias para enfrentar un mercado laboral cada vez más competitivo. La educación superior, señaló, debe ser una plataforma para el pensamiento crítico y la investigación, habilidades esenciales en un mundo que evoluciona rápidamente.
Marcela Román también destacó la creciente brecha en los niveles educativos entre Costa Rica y otros países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Mientras que a finales de los 90 la diferencia era pequeña, actualmente Costa Rica está 16 puntos porcentuales por debajo del promedio de la OCDE, donde el 47% de los adultos jóvenes tienen un título universitario, mientras que en Costa Rica solo un 31% lo posee.
Fernández, por su parte, advirtió que, sin un cambio en la política educativa, Costa Rica perderá competitividad en el contexto global, especialmente frente a países de ingresos similares como Colombia y Chile, que han mejorado sus indicadores educativos en los últimos años.
La falta de acceso a la educación superior en Costa Rica no solo limita las oportunidades de los jóvenes, sino que también pone en riesgo el futuro económico del país. Sin una educación adecuada, es difícil que Costa Rica mantenga su desarrollo sostenible a largo plazo.
Fuente: Nación
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